PADRE
NUESTRO DE LA TIERRA Y LOS POBRES
Padre nuestro, que estás en la tierra, en los valles, los bosques, el desierto y la ciudad… y también
en nosotros y en el interior de todo lo creado.
Santificada sea tu Creación, a la
que sigues dando vida, aliento y energía en toda la existencia.
Venga a nosotros tu sabiduría para
cuidar y desarrollar la belleza que nos has dado, que está en la flor y el arco
iris, en el agua y en la fértil madre tierra.
Hágase tu voluntad, tu deseo de ver felices a
todos los hijos, que seamos personas buenas a tu imagen y semejanza.
Danos hoy el verdor de cada día, en
el prado y en el monte, en el jardín y en la tierra que agoniza.
Perdona nuestra irresponsabilidad
al no cuidar lo que nos has dado, nuestro afán de acaparar sin compartir, nuestra
explotación sin medida y la falta de solidaridad con las futuras generaciones.
No nos dejes caer en la desertización que aniquila la vida, ignorando a nuestros hermanos.
Y líbranos del conformismo, para
que se transformen nuestros corazones, para que te alabemos cuidando la vida de
cada ser y la armonía del universo. Amén.