jueves, 23 de abril de 2020

Celebración de fe en familia


El que cree en el Hijo


En los caminos de la vida
En los caminos de la vida
Señor, los caminos de la vida
están llenos de sorpresas,
y más si vamos por la periferia
siguiendo tus huellas;
pues aunque tratemos de ocultarlos,
antes o después, se hacen presentes
quienes están condenados,
por nuestras leyes y costumbres,
a ser invisibles.
Danos tus ojos, tu corazón,
tus entrañas, tu empatía
y compasión más viva…
Y líbranos de pedirles y exigirles
lo que no les dignifica:
que cumplan nuestras leyes estrictamente.
Ayúdanos, Señor, a seguir tus pasos,
a dejarnos sanar para sanar a los hermano.
Y si brota el agradecimiento,
que sea desde lo más hondo:
libre, sincero, espontáneo…
como el del leproso samaritano.
                                              Florentino Ulibarri

Del Evangelio Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él
Palabra del Señor

PARA MEDITAR 
"El que cree en el Hijo"
El discurso del evangelio de hoy sigue profundizando en lo esencial del encuentro de Jesús y Nicodemo. Nos muestra dos orígenes, dos tipos de personas; al hablar de la tierra refiere a la persona que carece de vínculos con Dios, es el que “habla de las cosas de la tierra”; y al hablar del cielo alude a Jesús mismo quien “da testimonio de lo que ha visto y oído”. Jesús muestra el rostro del Padre, el ser y el hacer de Padre. Acoger, creer en la Palabra del Hijo significa aceptar a Dios.
¿Cómo vivir ante el Padre?
Jesús nos enseña dos actitudes básicas. En primer lugar, una confianza total. El Padre es bueno. Nos quiere sin fin. Nada le importa más que nuestro bien. Podemos confiar en él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. Vivir es confiar en el Amor como misterio último de todo.
En segundo lugar, una docilidad a la fuerza del ESPÍRITU. Es bueno vivir atentos a la voluntad de ese Padre, pues solo quiere una vida más digna para todos. No hay una manera de vivir más sana y acertada. Esta es la motivación secreta de quien vive ante el misterio de la realidad desde la fe en un Dios Padre. Construir un mundo siempre nuevo de fraternidad, compresión, ayuda mutua
¿Qué es vivir con el Hijo de Dios?
En primer lugar, seguir a Jesús: conocerlo, creerle, sintonizar con Él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Mirar la vida como la miraba Él; tratar a las personas como Él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía Él. Vivir haciendo la vida más humana. Así vive Dios cuando se encarna. Para un cristiano no hay otro modo de vivir más apasionante.
En segundo lugar, colaborar en el Proyecto de Dios que Jesús pone en marcha siguiendo la voluntad del Padre. No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo, a los que tienen hambre, los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos. Este Proyecto que Jesús llama "Reino de Dios" es el marco, la orientación y el horizonte que se nos propone como seguidores
¿Qué es vivir animados por el Espíritu Santo?
En primer lugar, vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, miserias.
Por último, quien vive "ungido por el Espíritu de Dios" se siente enviado de manera  especial  a anunciar a los pobres la Buena Noticia. Su vida tiene fuerza liberadora para los cautivos; pone luz en quienes viven ciegos; es un regalo para quienes se sienten desgraciados.


Andy R. Medina.
23 de abril. Parroquia del Buen Pastor (Zaragoza)

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