#PIEDRAS VIVAS
Jesús nos pide hoy a través de Su
Palabra no acobardarnos ante nuestras incertidumbres. Ante la intemperie de no saber a dónde
vamos, nuestra enfermedad de indiferencia, nuestras periferias físicas y
emocionales que cada día nos sorprenden, una idea nos llena de esperanza: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Creer que nuestros pequeños gestos de cuidado, de consuelo, de compasión y de
atención son pequeños guijarros en la construcción de un Reino que cuenta con
nosotros para hacerse presente.
Jesús nos pide permanecer. Nos
alerta de que aún en medio de nuestras diferencias, sentimos una certeza común:
es preciso atender a los más abandonados, a los desconsolados, a los
desesperanzados, a los ninguneados. Estamos presenciando retos que requieren
nuevos y creativos modos de solidaridad. De cercanía. De esperanza.
La vida comunitaria emergente de
los discípulos que siguieron a Jesús nos muestra que la fe siempre reinventa
maneras de acompañar y sanar. En días como estos en que hay tanto dolor que
reparar, se nos pide a los seguidores de Jesús ser personas de soluciones, de
encuentros, de ser, en el Espíritu, piedras vivas. Y apoyados en la Piedra
angular de Jesucristo, el templo de nuestra humanidad, alcanzaremos por gracia,
por esfuerzo, por misericordia, por fe, el horizonte de Vida que nos llene la
mirada de Eternidad.
(Reflexiones
sobre las lecturas del 5º domingo de Pascua. Colegio LSF, Zaragoza)
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