sábado, 27 de junio de 2020

Reflexión para el domingo. Aquí cabemos todos


# AQUÍ CABEMOS TODOS
Ser cristiano no es fácil. Ya nos lo advirtió Jesús. Los tiempos cambian y nuestros procesos interiores van a paso de tortuga. Ya no digamos los exteriores. Sentimos como amenazas todo tipo de diversidad: religiosa, ideológica, racial, de género, familiar, física, lingüística, sexual, cultural… No sé en qué momento se cerraron nuestros corazones y dejamos de acoger la que debería ser nuestra esencia creyente más auténtica: el saber que todos somos amados por igual, respetados, acogidos, escuchados, valorados, responsabilizados, perdonados, habitados.  La mujer que atendió al profeta Eliseo no le preguntó ni cómo ni qué condición ni su procedencia. No puso barreras para su acogida y Eliseo la recompensó en nombre del Único con una sola cuestión: “¿Qué podemos hacer por ella?”. Esa debería ser nuestra pregunta al encontrarnos con los demás. Sin paternalismos, sin vanaglorias, sin miedos, sin condiciones. Aprendamos de los que, desde la necesidad de pan, de cariño, de comprensión, de espacio vital, nos enseñan que la persona y el amor están por encima de diferencias. Que lo diferente es lo cotidiano y nunca deja de sorprender porque se abre a la novedad de su propia identidad.
Nuestra fe, nuestra iglesia o es inclusiva o no es. O acogemos en responsabilidad y acompañamos procesos desde la fraternidad, o perdemos nuestra raíz más evangélica. Jesús solo pedía un corazón dispuesto, acogedor, comprometido, amante, entregado. Miró a los ojos de cuantos se le acercaban y le pedía su fidelidad. Y esta seguridad en sí mismo, en su mensaje, en su Padre, le valió el respeto de todos cuantos se acercaban a Él. Vino para liberar, no esclavizar. Para amar, no para odiar. Para salvar, no para condenar.
¿Acaso al diferente lo prejuzgo? Todos somos hijos del mismo Dios y, si nuestro mensaje es de bienaventuranza, no practiquemos otra cosa. Que todos sepan por nuestro ser y hacer, que aquí cabemos todos, que la mesa es una espacio de comensalidad y de encuentro. Que hay para todos, si aprendemos a compartir. Y no solo de pan vive el hombre.
LG LSF

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