Los días que estamos viviendo son convulsos para todos, y
muy tristes para muchos. La pandemia y
sus consecuencias sanitarias y económicas hacen que nuestros hermanos se
sientan pisoteados y desorientados, sin saber a quién acudir.
Nos tienen a nosotros, los que estamos "mejor", y
somos el medio que usa Dios para acudir en socorro de los que sufren de entre
nosotros.
Y en medio de la desesperación y el sufrimiento podemos
hacer su obra.
Para que los hermanos sientan que Dios, usando las nuestras,
les ha tomado de la mano.
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