jueves, 21 de mayo de 2020

Oración-Reflexión para el viernes


Cuentan de un sabio que un día
Pedro Calderón de la Barca
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que solo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí, decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.

Nota: Fragmento de La vida es sueño










Durante esta semana de celebración del 5º aniversario de la encíclica LAUDATO SI’, y unido a la situación que estamos viviendo por la pandemia, me vienen a la memoria estos versos tan ingeniosos del gran escritor Pedro Calderón de la Barca.
Pensamos en nosotros mismos, nos quejamos de nuestra situación sin tener en cuenta la repercusión y cómo lo pueden estar pasando otras personas.
Lo que estamos viviendo no debe hacernos pensar que todos estamos igual, que esto es lo que toca, que cada uno lo lleve lo mejor que pueda… y tantas razones que esgrimimos para eludir una situación que requiere de nuestra responsabilidad para con los demás.
Indudablemente, pensamos en nosotros, en nuestro presente y en cómo será nuestro futuro, pero no caemos en la cuenta de que otros pueden estar atravesando esta situación de un modo más angustioso. Por lo general existe una crisis existencial, no coyuntural, que amenaza constantemente su existencia: hambruna, abandono, soledad, marginación… muerte. Y esto es algo que debiera estar siempre en  nuestras conciencias. No deberíamos hacer la vista gorda y pasar de largo ante el que está tendido al borde del camino, herido, expoliado, machacado. Tenemos la obligación ineludible de acercarnos a él, y vendarle las heridas, tal y como nos indica el Evangelio de Jesús, es decir, ayudarnos y apoyarnos los unos a los otros.
Es por ello que, en relación con este tema, podríamos aprovechar para reflexionar sobre el siguiente extracto de LAUDATO SI’:
L.S. 219. (…) A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales: «Las exigencias de esta tarea van a ser tan enormes, que no hay forma de satisfacerlas con las posibilidades de la iniciativa individual y de la unión de particulares formados en el individualismo. Se requerirán una reunión de fuerzas y una unidad de realización». La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria.


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