Ahora que estamos viviendo en “tiempos de mascarilla”, se nos
presenta un reto interesante: ¿Perderá calidad, irremediablemente, nuestra
comunicación?
La mascarilla tapa, limita la comunicación gestual a través de la
cara. Pero la potencialidad comunicativa del ser humano es extraordinaria: por
eso cobra una especial relevancia la mirada. Escribe el poeta alemán Friedrich
Hebbel, “Los ojos son el punto donde se
mezclan alma y cuerpo”.
Observando la mirada se puede deducir el estado de ánimo de una
persona. A través de ella, podemos adentrarnos en su intimidad y sin mediar palabra.
La mirada puede expresar seducción, desconfianza, temor. Hay miradas vacías,
inexpresivas, perdidas, ingenuas, esquivas, tristes, retadoras, amorosas. De
entre ellas cabe destacar la mirada
profunda, esa que caracteriza a las personas con una rica vida interior. Es
una mirada transparente, comprensiva y compasiva, suave y sincera. Se trata de
esa mirada que va más allá de lo que ve. Paulo Coelho escribe: “Nadie logra mentir, nadie logra ocultar
nada cuando mira directo a los ojos”.
La sabiduría popular también nos advierte del contenido maléfico
de algunas de las miradas, “hay miradas
que matan” que manifiestan odio, rabia y recelos. También añadimos la otra
cara de la moneda: “hay miradas que
sanan”.
La mirada es una elección. Eliges donde posar y re-posar
tu mirada. Si acudimos a la historia de las llamadas y encuentros vitales
profundos y transformadores, siempre aparece un juego de miradas. “Me sedujiste, Señor y me dejé seducir.” (Jr.
20,7). Exquisita la narración de Marcos cuando narra el tipo de mirada acogedora
que Jesús le dedica al joven rico: “Jesús
lo miró con cariño” (Mc 10. 21). El arte también se ha hecho eco de la
potencia de la mirada divina. El médico Brian Weiss escribe: “Cuando mires a los ojos a otra persona, a
quien sea, y veas tu propia alma reflejada, te darás cuenta de que has
alcanzado otro nivel de conciencia”.
Cuando nuestra mirada y la mirada de Dios se encuentran, todo es
nuevo, distinto y surge una auténtica re-creación, un nuevo sentido de la vida.
Ilustrativo el proverbio árabe cuando afirma que “quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.