Un
joven discípulo solicitó al Maestro Iluminado el asistir en silencio a las
entrevistas que este concedía a aquellas personas que iban en busca de su
consejo y sabiduría.
La
primera visita fue la de un hombre que preguntó:
-Maestro, ¿Dios existe?
-Sí -fue la lacónica respuesta.
En la
segunda visita una mujer también preguntó:
-Señor, ¿Dios existe?
-No -fue en esta oportunidad la contestación.
En una
tercera visita un joven interrogó:
-Iluminado, ¿Dios existe?
En esta ocasión, el Maestro guardó silencio, y el joven se marchó sin una
respuesta a la pregunta formulada.
El
discípulo, desconcertado por la extraña conducta del Maestro, no pudo por menos
que preguntarle:
-Señor,
¿cómo puede ser que a tres preguntas iguales hayas respondido de modo diferente
cada vez?
-Lo primero que has de saber -contestó el Maestro- es que cada contestación va
dirigida a la persona que pregunta y por tanto no es para ti ni tampoco para
nadie más. y lo segundo es que he respondido de acuerdo con la realidad y no
con las apariencias.
En el
primer caso se trataba de un hombre en el que mora la divinidad pero que ahora
vive un momento de oscuridad y duda, por eso he querido apoyarlo.
El segundo caso se trataba de una mujer beata apegada a las formas externas de
la religión que ha descuidado a su familia por atender el templo, y por ese
motivo es bueno que aprenda a encontrar a Dios entre los suyos.
El tercer caso se trataba solo de alguien que ha venido a verme por curiosidad
y sencillamente ha improvisado esa pregunta como podía haber hecho cualquier
otra.
Cuentos
para adultos. Anécdotas, cuentos y relatos.
https://www.formarse.com.ar/sitio/2018/07/30/cuentos-cortos-para-adultos/
Departamento de Pastoral. Colegio
Montpellier. Madrid.
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